Antonio Fernandez

Fotografo

Anatomía de la fotografía

Lorenzo Pompeo, novelista, cuentista, traductor, sabe el oficio de la palabra de su arquitectura, de la doble esencia de la literatura en que no solamente es lo bien escrito sino lo que se narra, una buena historia se disfruta y también se disfruta la prosa excelsa, esa doble anatomía de la literatura también la tiene la fotografía donde lo formal en que se rige por leyes plásticas (armonía, composición, equilibrio, ritmo) debe aunarse con eso indefinible que hace a la fotografía que es y no es lo testimonial, eso que nos lleva a reconocer algo una cosa una cara un paisaje con ese halo de verdad que emana de la fotografía si no fuera por esa presunción de verisimilitud la fotografía no se diferenciaría de las artes plásticas. Las palabras no son las cosas, las fotos tampoco, pero ambas las nombran, las refieren, las hacen visibles de alguna manera nos las hacen presentes. Lorenzo llega a la fotografía sin esfuerzo con la claridad de lo que se hace naturalmente. Nadie nace sabiendo, siempre hay un aprendizaje una evolución y en sus fotos no hay una evolución hacia lo complejo sino hacia la purificación. Una foto debe de alguna forma ser leída y la lectura de sus fotos apuntan a una simpleza engañosa que revela profundidad. Sus fotos no son naif, no son ingenuas, en ellas conviven en armonía la sorpresa, la composición rigurosa, el encanto de los juegos infantiles, la mirada cómplice, el descubrimiento inesperado, el contrate sugestivo. La importancia de la sombra como complemento de la composición, como contraste y como doble es esencial en la lectura de las fotos de Lorenzo. Sus ojos ven, su cámara revela esos espacios de tiempo significativos donde una sola imagen nos cuenta y emociona por que nos señala la belleza en la vida que se nos escapa en su vorágine si no fuera por ese instante congelado que todo lo resume ahí el arte de Lorenzo.